miércoles, 8 de marzo de 2017

Máximo Kirchner: “Los números no cierran y la gente está empezando a quedarse afuera”


En Mañana Sylvestre, el legislador por el FpV embistió contra la gestión de Cambiemos y sostuvo que en cada conflicto de intereses “siempre está más cerca de los sectores concentrados de la economía”. Respecto del futuro de la economía pronosticó que “los brotes verdes no van a venir” y advirtió que si se vuelve a crecer será “en sectores muy determinados y de poca generación de trabajo”.

El diputado del Frente para la Victoria e hijo de la ex presidenta Cristina Kirchner, en diálogo con Gustavo Sylvestre y su equipo de trabajo en Radio 10, cargó contra la política económica de Mauricio Macri, y aseguró que ya tiene consecuencia directa en la gente y genera exclusión del aparato productivo.
“Lo que están haciendo es empujar a un montón de argentinos afuera del mapa. Los números no cierran y la gente está empezando a quedar afuera”, apuntó.
Además ensayó un autocrítica de lo que significaron los 12 años de kirchernismo y sostuvo que “no fue perfecto, fue perfectible, pero lo que no había que hacer era desmejorarlo”.
“Ante cada punto de inflexión donde el Gobierno debe dirimir qué intereses va a promover o proteger se encuentra siempre más cerca de los sectores concentrados de la economía que del común de la gente”, disparó Máximo Kirchner en Radio 10.
De cara al corto y mediano plazo de la economía argentina, se mostró pesimista y aseguró que “los brotes verdes no van a venir”. “Si la economía argentina crece lo va a hacer en sectores muy determinados y de poca generación de trabajo”, agregó sobre un eventual rebote del mercado.
Respecto de la figura del actual Presidente, Máximo Kirchner recordó palabras de su padre y dijo: “Mauricio es Macri, y ahí se termina y se acaba para nosotros respecto de lo que pensamos del actual presidente. Sabíamos muy bien quién es y los argentinos también”.
“Como oposición hicieron mucho daño y esas construcciones políticas que se basan en las estigmatización del oponente, del odio, del desprecio, después a la hora de gobernar influyen de manera determinante porque no es el objetivo la construcción sino la destrucción del que piensa diferente”, consignó.

El futuro electoral

En relación a la disputa electoral que se viene por los comicios legislativos, el diputado del FpV destacó la política aperturista y de “construcción de mayorías” que a su criterio siempre llevó adelante el espacio.
Y dejó algunos reproches a ex dirigentes del kirchnerismo: “Siempre apostamos por eso, pero a veces la miserabilidades de la política, y las mezquindades que uno suele ver, dejan mucho que desear”.
En este sentido, recordó la figura de Julián Domínguez, porque “fue el jefe de campaña de Chiche Duhalde en 2005, y Cristina lo convocó”, pero “en tiempos electorales se potencian estas miserabilidades o desconocimientos o maltrato como llamar vasija vieja a la expresidenta”.
“Se puede resolver la cuestión dirigencial de los nombres en una PASO, pero creo que acá no es cuestión de nombres, no estamos hablando de refuerzos para un equipo de fútbol, acá tenemos que hablar de gente que tiene plena conciencia, creencia y capacidad de trabajo para defender a los trabajadores en todo momento”, cerró.

Nestornautas: análisis claro del acto de la CGT

extraído de http://nestornautas.blogspot.com.ar

LLEGARON EMPUJADOS, SE FUERON INSULTADOS


Elegimos poner una foto de la marcha de la CGT de hoy con la gente movilizada, en lugar del palco con los dirigentes, para quedarnos con lo mejor que dejó la jornada: la enorme multitud de trabajadores y trabajadoras, estudiantes, científicos y hasta empresarios agredidos por las políticas de Macri, que ganaron la calle para expresar su descontento.

Por supuesto que los discursos de los tres chiflados y el final del acto son los que terminaron dando la nota del día, pero en todo caso expresan el canto de cisne de una dirigencia sindical desprestigiada y a la que el rol que le toca jugar le queda claramente grande; y debería dar de inmediato un paso al costado antes de destruir gravemente la organización, y lo que expresa la CGT como herramienta de las luchas sociales en lahistoria de nuestro pueblo.   

Un triunvirato de la CGT que se la pasó en los días previos al acto levantando "cordones sanitaros" para tener controlado y diciendo que "no necesitaban que nadie los apoye", para terminar dejando en claro que lo que en realidad necesitan, es que lo conduzcan. Claro que en lo estrictamente sindical esa es una decisión que deberán tomar los trabajadores, y sus organizaciones. A menos que prefieran que los sigan conduciendo desde afuera -directa o indirectamente- Massa, Macri y el "Momo" Venegas.

Los docentes con su extraordinaria marcha de ayer le habían dejado a la conducción de la CGT la pelota picando con el arco vacío, y la tiraron a la tribuna, provocando el estallido final de los exasperados por su tibieza que a esta altura es (lo sepan o no) abierta complicidad con el gobierno. Un gobierno que haría muy bien en tomar nota de la enorme movilización, porque la ganancia corta de hoy de un paro sin fecha cierta, es la pérdida concreta de mañana ante cada lucha y reclamo, que serán más contundentes aun en la medida en que ya no respondan a una dirección unificada que los canalice.

Ni siquiera la alienación de la realidad que viene demostrando Macri en los últimos tiempos debería hacerle perder de vista el hecho de que si los dirigentes de la CGT se fueron abucheados e insultados de su propio acto, sus políticas de gobierno fueron repudiadas de un modo mucho más amplio aun. Precisamente la crisis terminal de representatividad de la conducción cegetista tiene que ver con su incapacidad de percibir el pulso de la calle (crecientemente opositor, en punto de cocción del hartazgo), que demandaba definiciones y acciones más concretas.

Claro que eso no quita nada del daño que esta dirigencia de la CGT le hizo y le hace al conjunto de los sectores de oposición política y social al gobierno de Macri: ya mismo los medios del régimen están reproduciendo las imágenes de los incidentes, que no hubieran ocurrido sin la exasperante hibridez de los discursos (sobre todo el de Daer) y la total falta de definiciones concretas: si el gobierno fuera astuto en lugar de groseramente clasista como es, tomaría de la lengua al triunvirato por sus propios discursos, reglamentaría la "emergencia social" (lo que no cambiaría nada de fondo), y podría salir a decir que removió los obstáculos, ganándose el derecho a reclamar el levantamiento del paro "indefinido". 

Mientras tanto, los comunicadores oficialistas flashean mini Ezeizas o la repetición sin chumbos del tiroteo de San Vicente, para invisibilizar la manifestación popular y de paso desacreditar a la oposición en su conjunto, abonando a la estrategia del gobierno de plantear la disyuntiva en términos de "nosotros, o vuelve el populismo". No entremos tampoco nosotros en la minucia de "determinar fehacientemente" quienes iniciaron los incidentes, porque está clarisimo quienes fueron: los triunviros cegetistas, con sus discursos. 

Muchos trabajadores que venían de algún modo "acompañando" los movimientos y la estrategia de la CGT, por praxis sindical y por encuadrarse en las prácticas de sus organizaciones de base que tributan a la central, se deben haber sentido sin duda alguna defraudados por una dirigencia muy por debajo de las expectativas que concitó con la marcha, y lejísimos de la altura exigible por las circunstancias que vive el país.

No solo dudaron en la fecha concreta (el fallido colosal de Daer detonó el estallido del descontento), sino que ni siquiera se animaron a decir con todas las letras que el paro "latente" culminaba -como debe ser, en la Argentina y siguiendo nuestra tradición de luchas- con un acto en la Plaza de Mayo, de cara a la Casa Rosada, al poder político, al lugar desde donde se toman las decisiones que están destruyendo empleos, salarios, producción y trabajo argentinos. Ni para eso les dio. 

Esta conducción de la CGT -lo hemos dicho reiteradas veces acá- se armó para aportar la pata sindical al proyecto de Massa, sobre la base de un supuesto que no se dio: la implosión final del kirchnerismo, y el reacomodamiento del peronismo en torno al Kennedy de Nordelta. 

Fallada esa hipótesis (a la que apostaron no pocos "post kirchneristas") carecen de "plan B"; y el "Plan A" (Massa) tiene estos límites: negarse reiterada y sistemáticamente a escalar los niveles de confrontación con el gobierno (poniéndole por ejemplo fecha a un paro general, marchando a Plaza de Mayo) es hacer "oposición responsable", desde el sindicalismo. Y ya sabemos como interpreta el macrismo esos gestos: como lo que son, muestras de debilidad que le permiten avanzar.

La conducción de la CGT llegó al acto de hoy empujada desde abajo por las organizaciones entre cuyos afiliados están pegando fuerte las suspensiones y los despidos, y pretendió imponer su ritmo y sus reglas de juego a una protesta que en el fondo no sentían, o que iba en una dirección que ellos rechazaban. El resultado fue que se fueron del palco (cuando pudieron) insultados, y hundidos en el desprestigio final.

Y en el plano estrictamente político, todo autoriza a suponer que la ausencia prolongada de Massa del país en estos momentos fue pensada, para poner distancia con una situación que no controla, y de la que no puede obtener réditos. 

Del mismo modo que el penoso final del acto puso las cosas blanco sobre negro para aquéllos que se la pasan buscándole el pelo en el huevo a cada dicho o movida de Cristina y cuestionan su liderazgo entre la gente, sin acertar a entender que del mismo modo en el que lo construyó desde el gobierno (alertando con clarividencia que esto iba a pasar, que íbamos a llegar a este punto), lo viene revalidando desde que gobierna Macri, desde la oposición.

jueves, 2 de marzo de 2017

El día menos pensado se termina la recesión... y si no me tienen fe...

General Motors suspenderá a 350 trabajadores durante nueve meses

La "alegría" duró poco...


La automotriz General Motors (GM) decidió suspender a unos 350 trabajadores de su planta de General Alvear por el término de nueve meses a partir de la semana próxima y el destino de esos operarios dependerá "de la esperada reactivación de la economía". Así lo confirmó ayer el secretario general del Sindicato de Mecánicos y Afines (Smata) Rosario, Marcelo Barros, quien aclaró que los términos y condiciones de esta medida "todavía se están definiendo" en el marco de una negociación con la empresa que transcurrirá durante estos días. Desde la compañía confirmaron ayer a La Capital de la existencia de estas tratativas con el sindicato, aunque aclararon que "aún no están concluidas", pero desistieron de dar mayores precisiones.

La recesión en Brasil, principal destino de las exportaciones argentinas, es la causa fundamental de la crítica situación que pone en jaque no sólo a la planta ubicada en el Gran Rosario sino a otras como Volkswagen, que ayer anunció la suspensión de 600 trabajadores en su planta de General Pacheco por 30 días (ver aparte).

"En principio iban a ser 400 despidos, pero logramos un acuerdo para que se transformen en suspensiones por nueve meses y achicar esa cifra a 350 trabajadores", dijo Barros, y precisó que recién la semana que viene habrá novedades concretas sobre la modalidad de la medida, fundamentalmente los aspectos vinculados con el cobro de los salarios.

La empresa, que hoy emplea a 2.300 trabajadores, pretendía un recorte salarial en etapas para los suspendidos. Según trascendió pretendía abonar el 85 por ciento de los sueldos durante los primeros tres meses, el 65 por ciento, los tres meses siguientes y finalmente un 55 por ciento.

Al respecto, Barros evitó dar precisiones y sólo argumentó que la exigencia del gremio es que en la primera etapa "no sea menor al 80 por ciento del sueldo de bolsillo". Al resto de los términos "los estamos discutiendo en reuniones, pero todavía no hemos cerrado nada porque estamos viendo qué podemos solucionar para que la gente no sea despedida", dijo ayer el titular de Smata Rosario aunque no descartó que más adelante la automotriz abra un proceso de retiros voluntarios que hasta ahora no está contemplada y que sí fue implementada en otras automotrices, como VW.

"Nuestro objetivo es mantener las fuentes de trabajo. El Classic y el Agile no se fabrican más desde el año pasado: de 17 (autos por hora) se fue a 15 gracias al nuevo auto que se fabrica, que es el Cruze II. Si bajaba a 13, quedaba un solo turno y nosotros luchamos para que al menos queden dos", detalló Barros, y agregó que la situación se agrava porque "dependemos de Brasil, y cayó la exportación a ese mercado".